Rebelión popular: oportunidad de cambios culturales

16 Noviembre 2019

Por Gabriel Canihuante. 

Gabriel Canihuante >
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La rebelión popular, iniciada el 18 de octubre de 2019, y cuyo final no parece vislumbrarse, puede representar una oportunidad, rara y valiosa, para generar o asentar cambios culturales en nuestro país.

Al inicio de la masiva movilización y protesta social, el domingo 20, la estatua del conquistador Francisco de Aguirre fue derribada en La Serena. Cuatro días después, un grupo de personas instaló en el pedestal donde antes estaba el torso de una mujer llamada “Milanka”, señalando que se trataba de un monumento a la mujer diaguita. Esta figura fue quemada, por desconocidos, y retirada días más tarde.

A lo largo del país y producto de la crisis, se han venido suspendiendo o postergando en forma indefinida una serie de actividades, culturales, deportivas, económicas, etc. Por citar algunas, el concierto de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat y la Feria Internacional del Libro en Santiago; los partidos de fútbol de los campeonatos nacionales; y una serie de reuniones, seminarios, congresos, ferias, encuentros, planificados para estos y futuros días en universidades locales, por ejemplo.

También se ha anunciado la eliminación de formas de festejos o celebraciones que antes han sido cuestionadas por la población. Un ejemplo claro es la suspensión de la quema de fuegos artificiales por parte de municipios como el de La Serena y Coquimbo:  http://www.elobservatodo.cl/noticia/sociedad/municipios-de-la-serena-y-coquimbo-suspenden-los-fuegos-artificiales-de-fin-de-ano

Estas quemas representan un gasto millonario (25 millones de pesos en 2018) para las arcas del Municipio, recursos que podrían dirigirse a otros rubros más necesarios, sostienen los críticos. Y, de paso, evitarían el daño a las mascotas caninas con el ruido de los fuegos de artificio.

Un estudio de mercado reciente develó que en la capital, durante esta crisis, los consumidores han cambiado sus acciones de compra. La encuesta encargada por la Cámara de Comercio de Santiago señala que el 67% de las personas consultadas tuvo que restringir sus compras por la situación que atraviesa el país. El cambio más presente es que las personas dejaron de comprar aquellos artículos que no son de primera necesidad (77%), y además optaron por no adquirir las marcas más caras, con el fin de ahorrar (70%).

Detalles del estudio se pueden ver en: https://www.latercera.com/pulso/noticia/consumidores-dejado-comprar-productos-no-primera-necesidad/898544/?fbclid=IwAR3np-Z_jWZhJs7nEXStmbvgLVVRir6fi5oYm_m-33ev7bMLxjMHI0j-Y4s

Lo que no se ha dejado de llevar a cabo han sido las innumerables manifestaciones de diálogo ciudadano, mediante asambleas territoriales, cabildos y reuniones convocadas por las más diversas organizaciones. En ellas se han podido ver a decenas y a cientos de personas, jóvenes y adultos, agrupados o en forma individual, con una característica común, su deseo de decir lo que piensa y de proponer formas de salir adelante. Ha primado el respeto sobre las diferencias de formación, de ideología y de propuestas para superar la crisis. Es posible que este fenómeno, inédito en Chile en esta dimensión, sea irreversible y sea, por tanto, una ganancia inobjetable al proceso de democratización del país.

Volviendo al derribamiento de la estatua de Francisco de Aguirre en La Serena -así como el de otras figuras en diversas ciudades del país- podría ser una buena oportunidad, cuando volvamos a la normalidad, de abrirse, desde los municipios, a consultas ciudadanas sobre: ¿Cómo llamar a nuestras calles, avenidas y plazas y parques principales? ¿A quién rendir homenajes?  ¿Cómo festejar la llegada del Año Nuevo y en qué fecha (1 de enero o 24 de junio)?, entre otras. 

Tal vez, si se dejase expresar a la ciudadanía de modo libre, plural y argumentado, sobre los más diversos temas que nos competen, no solo lo artístico y espectacular, esta rebelión popular podría -en un futuro ojala cercano- estar significando una gran oportunidad de cambios en nuestra forma de participar, en nuestra forma de organización social y política. Y eso sería, sin duda, un importante cambio cultural en esta cuestionada democracia chilena.